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Luego vi en mi visión el cuarto animal. Era una bestia terrible, espantosa y de una fuerza impresionante. Tenía dientes de hierro y devoraba varias criaturas. Les destrozaba los huesos y el resto lo pisoteaba. Era muy distinto a los otros tres y tenía diez cuernos. Yo estaba mirándole los cuernos, cuando le apareció otro entre los que ya tenía y rompió tres de ellos. Este nuevo cuerno tenía ojos de humano y una boca que alababa su gran poder.

El juicio de la cuarta bestia

Mientras miraba, aparecieron unos tronos
    y el Anciano venerable[a] se sentó en su trono.
Su ropa era blanca como la nieve;
    su cabello era blanco como lana limpia.
Su trono era de fuego,
    y las llamas formaban las ruedas.

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Footnotes

  1. 7:9 Anciano venerable Textualmente Anciano de los Días. Esta es una forma de referirse al eterno Dios.